
Nacida de la tradición anglosajona en épocas en que aparecen los primeros periódicos, la técnica de escritura de la pirámide invertida inicia su vertiginosa popularidad rompiendo el esquema histórico de la crónica, con lo cual, los cronistas se ven obligados a trasladar su arte y acomodarlo a una nueva técnica que, aún en nuestros tiempos, mantiene una vigencia inusitada, sobre todo ahora que el periodismo digital está en boga.
Esta técnica, simple en su estructura a decir de muchos, pero compleja a la hora de ponerla en práctica según otros, consiste en disponer la información de manera tal que se empiece por contar el hecho o la parte del hecho más relevante al inicio, siguiendo con un orden descendente de importancia con todo lo demás. Siempre lo más importante deberá ir al principio de la nota, y es al periodista a quien le toca, según su criterio, ir jerarquizando la información, logrando contar una historia que va de lo más a lo menos importante.
Este formato de redacción de noticias consiste pues, en desarrollar los conceptos principales en las primeras líneas. Es muy importante que al redactar con esta técnica se tenga en cuenta que el texto deberá responder a las siguientes preguntas del esquema de Harold D. Lasswell (1948): “quién dice qué, en que canal, a quién, con qué efectos”, hoy conocidas como las cinco W : quién, qué, cómo, donde y por qué, a las que se ha añadido el cómo. Las respuestas a estas cuestiones pueden estar incluidas a lo largo de la información, pero siempre siguiendo el orden de mayor a menor.
Por su parte, Martínez Albertos sostiene que esta estructura es totalmente abierta y carente de suspenso, pues desde el primer momento se dice al lector lo verdaderamente importante del acontecimiento.
Para entender mejor la esencia de la pirámide invertida es menester saber que nació en la época de la guerra de Secesión de los Estados Unidos, época de convulsión en la que era muy importante que la información enviada por los corresponsales llegara a las centrales de los medios vía telégrafo. Los periodistas no discriminaban esta información y la enviaban en cualquier orden, es decir, sin importar que lo más importante fuera al final. Es así, que al comienzo, las transmisiones telegráficas se cortaban frecuentemente, interrumpiendo de esta manera el envío de información, y dejando a las centrales de los medios sólo con información irrelevante.
Por tal motivo, se establece que desde ese entonces los periodistas deben jerarquizar la información, colocando siempre lo más importante al inicio de cada nota, y ampliando esta información con detalles menos importantes en los siguientes párrafos. Es así que nace la pirámide invertida.
A pesar de que esta fórmula de redacción parece ser fácil a simple vista, es común que hasta los mismos periodistas tengan problemas para llevarla a cabo, y no utilicen un criterio de jerarquización adecuado, cosa que ocasiona que envíen los datos más relevantes a párrafos inferiores, y por consiguiente, no realicen una correcta redacción informativa.
En términos generales, Martínez Albertos define la noticia como “un hecho verdadero, inédito o actual, de interés general, que se comunica a un público que puede considerarse masivo una vez que ha sido recogido, interpretado y valorado por los sujetos promotores que controlan el medio utilizado para la difusión”.
Si hablamos de una noticia informativa, definitivamente la técnica de la pirámide invertida es la más conveniente, pues informa de manera rápida y sin tanto adorno al lector, el mismo que por estos tiempos también ha ido evolucionando en sus hábitos de lectura.
Respondiendo a estas nuevas necesidades del lector, esta nueva técnica le ayuda a seleccionar los datos más importantes de cada noticia, pues lo ideal es desarrollar una idea por párrafo, que es cuando las W ayudan a contar la noticia. De manera pues, que si en algún momento el lector se cansa o desiste de leer, ya habrá leído lo más sustancial de la información, y sólo quedarán sin leer, los datos menos importantes del evento, cosa que le otorga real importancia a esta técnica, pensada para cumplir precisamente esta función.
Contrariamente a lo que piensan algunos autores, que rezan que esta técnica ya es cosa del pasado, y tomando en cuenta algunos factores patentes, se puede rebatir esta aseveración si tenemos en cuenta a un nuevo actor que hizo una eclosión avasalladora en los últimos años, un tipo de periodismo impensado e impensable para los precursores de la pluma, para los periodistas que no concebían otro tipo de información que no fuera plasmada en un papel por su entrañable Remington: El periodismo digital, el mismo que de la mano con la pirámide invertida, brinda una información importante y rápida a los lectores de esta nueva era digital.
El esquema de la pirámide invertida, obsoleto para muchos, ha venido a ser desenpolvado por este nuevo tipo de periodismo que le confiere una total vigencia y relevancia perdidas.
Sin embargo, algunos aseguran que “trasladar sin más una estructura como la pirámide invertida al periódico digital supone prescindir del nuevo recurso periodístico clave: el hipertexto”. No obstante, muchos otros consideran que muy por el contrario, el viejo recurso de redacción es la mejor manera de escribir en la red.
Refiriéndose a la investigación del Poynter Institute sobre la lectura en la red, Guillermo Franco, del diario El Tiempo, sostiene que “los párrafos de cualquier nota deben ser tan elocuentes, que en el momento en que capturen la atención de un usuario le digan si algo es digno de ser leído”
Estando así las cosas, ahora más que nunca le corresponde al periodista usar esta vieja técnica para aplicarla en un nuevo medio, más aún, en una nueva era, pero no sin hacer gala de su criterio profesional, el mismo del que apenas se recogen algunas pistas en el paso por las universidades, pero que sólo se descubre y fortalece con la experiencia. El reportero deberá usar un profundo criterio discriminatorio en cuanto a la valoración de la noticia, vista desde todos los ángulos que pudiera tener.
Teniendo en cuenta que el lector de hoy no lee, sino que escanea las páginas, lo que significa que sólo se detiene en lo que le interesa, en aquellos datos que llaman su atención, lo que hace la fórmula de la pirámide invertida es enseñar a presentarlos desde el comienzo, a no ir con rodeos, sino al grano desde el inicio del texto.
De hecho, como sostiene Melvin Mencher respecto a la pirámide invertida, en su texto periodístico News reporting and writing, “esta forma ha persistido porque satisface las necesidades de los usuarios de los medios. Los lectores desean saber qué pasa tan pronto la historia comienza a desenvolverse. Si es interesante, prestarán atención. De otra forma, se irán a otra parte. La gente está muy ocupada para detenerse sin ninguna recompensa”.
Es así, que la estructura de la pirámide invertida, lejos de ser obsoleta, sigue manteniendo una vital importancia en las salas de redacción del mundo entero, pero sobre todo, para el nuevo profesional de la comunicación, cuya característica principal es la de ser capaz de sintetizar y jerarquizar los flujos de información para luego devolverlos al lector.
Por su parte, Martínez Albertos sostiene que esta estructura es totalmente abierta y carente de suspenso, pues desde el primer momento se dice al lector lo verdaderamente importante del acontecimiento.
Para entender mejor la esencia de la pirámide invertida es menester saber que nació en la época de la guerra de Secesión de los Estados Unidos, época de convulsión en la que era muy importante que la información enviada por los corresponsales llegara a las centrales de los medios vía telégrafo. Los periodistas no discriminaban esta información y la enviaban en cualquier orden, es decir, sin importar que lo más importante fuera al final. Es así, que al comienzo, las transmisiones telegráficas se cortaban frecuentemente, interrumpiendo de esta manera el envío de información, y dejando a las centrales de los medios sólo con información irrelevante.
Por tal motivo, se establece que desde ese entonces los periodistas deben jerarquizar la información, colocando siempre lo más importante al inicio de cada nota, y ampliando esta información con detalles menos importantes en los siguientes párrafos. Es así que nace la pirámide invertida.
A pesar de que esta fórmula de redacción parece ser fácil a simple vista, es común que hasta los mismos periodistas tengan problemas para llevarla a cabo, y no utilicen un criterio de jerarquización adecuado, cosa que ocasiona que envíen los datos más relevantes a párrafos inferiores, y por consiguiente, no realicen una correcta redacción informativa.
En términos generales, Martínez Albertos define la noticia como “un hecho verdadero, inédito o actual, de interés general, que se comunica a un público que puede considerarse masivo una vez que ha sido recogido, interpretado y valorado por los sujetos promotores que controlan el medio utilizado para la difusión”.
Si hablamos de una noticia informativa, definitivamente la técnica de la pirámide invertida es la más conveniente, pues informa de manera rápida y sin tanto adorno al lector, el mismo que por estos tiempos también ha ido evolucionando en sus hábitos de lectura.
Respondiendo a estas nuevas necesidades del lector, esta nueva técnica le ayuda a seleccionar los datos más importantes de cada noticia, pues lo ideal es desarrollar una idea por párrafo, que es cuando las W ayudan a contar la noticia. De manera pues, que si en algún momento el lector se cansa o desiste de leer, ya habrá leído lo más sustancial de la información, y sólo quedarán sin leer, los datos menos importantes del evento, cosa que le otorga real importancia a esta técnica, pensada para cumplir precisamente esta función.
Contrariamente a lo que piensan algunos autores, que rezan que esta técnica ya es cosa del pasado, y tomando en cuenta algunos factores patentes, se puede rebatir esta aseveración si tenemos en cuenta a un nuevo actor que hizo una eclosión avasalladora en los últimos años, un tipo de periodismo impensado e impensable para los precursores de la pluma, para los periodistas que no concebían otro tipo de información que no fuera plasmada en un papel por su entrañable Remington: El periodismo digital, el mismo que de la mano con la pirámide invertida, brinda una información importante y rápida a los lectores de esta nueva era digital.
El esquema de la pirámide invertida, obsoleto para muchos, ha venido a ser desenpolvado por este nuevo tipo de periodismo que le confiere una total vigencia y relevancia perdidas.
Sin embargo, algunos aseguran que “trasladar sin más una estructura como la pirámide invertida al periódico digital supone prescindir del nuevo recurso periodístico clave: el hipertexto”. No obstante, muchos otros consideran que muy por el contrario, el viejo recurso de redacción es la mejor manera de escribir en la red.
Refiriéndose a la investigación del Poynter Institute sobre la lectura en la red, Guillermo Franco, del diario El Tiempo, sostiene que “los párrafos de cualquier nota deben ser tan elocuentes, que en el momento en que capturen la atención de un usuario le digan si algo es digno de ser leído”
Estando así las cosas, ahora más que nunca le corresponde al periodista usar esta vieja técnica para aplicarla en un nuevo medio, más aún, en una nueva era, pero no sin hacer gala de su criterio profesional, el mismo del que apenas se recogen algunas pistas en el paso por las universidades, pero que sólo se descubre y fortalece con la experiencia. El reportero deberá usar un profundo criterio discriminatorio en cuanto a la valoración de la noticia, vista desde todos los ángulos que pudiera tener.
Teniendo en cuenta que el lector de hoy no lee, sino que escanea las páginas, lo que significa que sólo se detiene en lo que le interesa, en aquellos datos que llaman su atención, lo que hace la fórmula de la pirámide invertida es enseñar a presentarlos desde el comienzo, a no ir con rodeos, sino al grano desde el inicio del texto.
De hecho, como sostiene Melvin Mencher respecto a la pirámide invertida, en su texto periodístico News reporting and writing, “esta forma ha persistido porque satisface las necesidades de los usuarios de los medios. Los lectores desean saber qué pasa tan pronto la historia comienza a desenvolverse. Si es interesante, prestarán atención. De otra forma, se irán a otra parte. La gente está muy ocupada para detenerse sin ninguna recompensa”.
Es así, que la estructura de la pirámide invertida, lejos de ser obsoleta, sigue manteniendo una vital importancia en las salas de redacción del mundo entero, pero sobre todo, para el nuevo profesional de la comunicación, cuya característica principal es la de ser capaz de sintetizar y jerarquizar los flujos de información para luego devolverlos al lector.
MARTÍNEZ ALBERTOS, José Luis. "Redacción Periodística. Los Estilos y los Géneros en la Prensa Escrita". Barcelona, ed. ATE, 1974.
VIVALDI, Gonzalo Martín. "Géneros Periodísticos". Madrid, ed. Parainfo, 1979.
GARGUREVICH, Juan. "Géneros Periodísticos". Editorial Belén. Quito. Ecuador. Diciembre de 1982. P. 11.
SALAVERRIA, Ramón. De la pirámide invertida
al hipertexto. Hacia nuevos estándares de redacción para la prensa digital.